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La vida de una prostituta como madre soltera

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¿Puede haber algo más grande para una madre que sus hijos? De hecho, ¿habrá algo que una madre no haga por ellos? Aquellas mujeres que han tenido que afrontar la maternidad en solitario, por la razón que fuera, se han desvivido literalmente por darle a sus retoños todo lo que ellos merecen. A veces, sin llegar a fin de mes, quedándose ellas mismas sin comer por darles algo a sus críos. En otras ocasiones, trabajando en penosos empleos que no solo cuestan salud, sino que les quitan prácticamente todo el tiempo que puedan tener. La necesidad de ganar dinero es algo que la mayoría compartimos, pero se hace extrema cuando tienes a un niño de pocos años al que hay que vestir, alimentar y llevar al colegio. Pagar todo eso y además llegar a fin de mes, con una hipoteca o un alquiler, haciéndolo sola, nunca es fácil. Por eso muchas terminan buscando el dinero donde menos lo esperaban.

La prostitución es un oficio que suele acoger a estas mujeres de forma habitual, ya que ofrece casi siempre dinero seguro y rápido. Una amante profesional puede ganar bastante más dinero que una camarera, o incluso una vendedora en una tienda de ropa, si sabe jugar bien sus cartas. Lo hacen por necesidad, por supuesto, pero como la mayoría de los que están en trabajos que detestan. Las facturas hay que pagarlas, y eso es lo único que parece importar en este sistema que nos ha convertido en simples robots mecanizados con la única misión de ser productivos. Las madres solteras que ejercen la prostitución se sienten, en muchos casos, marginadas y preocupadas. En algunos países, este trabajo es ilegal e incluso está perseguido. Temen que si las autoridades las descubren, los servicios sociales las separen de sus críos. Pero a la vez, necesitan correr ese riesgo si quieren alimentarlos y seguir pagando todo lo que hay por delante. Una situación compleja que se ha convertido casi en un tropo de muchas películas y series, mostrando la cara más desagradable de este oficio. ¿Es siempre así? Vamos a investigarlo a fondo en este artículo.

Una situación muy habitual

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Dependiendo del país y de la situación de cada mujer, la prostitución suele ser una alternativa habitual para las madres solteras. Para la inmensa mayoría es un paso que no desean dar porque no quieren involucrarse en un negocio así. No vamos a engañar a nadie, la prostitución no es precisamente un oficio con mucha vocación. Sin embargo, ha sido el refugio de muchas madres solteras que se enfrentan a una situación completa y límite. Si no hay trabajo, si cuesta llegar a fin de mes incluso con un empleo normal, ¿qué más alternativas quedan? La situación de estas mujeres, especialmente en países subdesarrollados, las empuja a vivir de la prostitución sin desearlo, casi por obligación. En los países del primer mundo también hay prostitutas con hijos, que tienen una visión algo distinta. Muchas incluso se consideran escorts de lujo y aluden a este trabajo como mucho más sencillo para conciliar la vida laboral y familiar.

La necesidad de muchas madres

Cuando eres madre soltera y tienes que alimentar y vestir a tu  hijo, mientras pagas el alquiler, la factura de la luz y el gas, el agua… no te queda más remedio que buscar dinero como sea. Y el trabajo de prostituta es una opción que muchas ven con buenos ojos, aunque con miedo, sobre todo antes de entrar en él. La situación de las prostitutas no es la ideal en ningún lugar del mundo, pero es cierto que cuando son ellas mismas las que toman la decisión de entrar en el negocio, el control que tienen sobre sus servicios es mayor. Esto significa que pueden trabajar por su cuenta, incluso escogiendo a sus clientes, algo que muchos pensarían imposible para una prostituta.

Lo que las mueve a entrar en este negocio suele ser la necesidad. Algunos son madres y luego se meten a prostitutas, casi como última alternativa para sobrevivir. En otros casos, las chicas ya trabajaban en el sexo de pago cuando quedaron embarazadas. La situación sigue siendo límite en ambos casos, y para la inmensa  mayoría, es un trabajo no deseado, un mal necesario para poder llegar a fin de mes. La relación con sus hijos es además muy compleja, porque todavía existe ese tabú sobre la prostitución en nuestra sociedad. ¿Qué puede decirle una madre a su hija pequeña sobre un trabajo así? ¿Esperará a que tenga la edad para comprenderlo? ¿Se lo confesará o preferirá esconder el secreto?

El estigma social

Y es que no se trata solo de entrar a un negocio que puede llegar a ser desagradable para muchas mujeres, por la intimidad que implica. El estigma social es otro gran peso con el que las prostitutas deben cargar, uno que a veces se les hace demasiado pesado. Si la chica decide contar a sus allegados lo que hace puede encontrarse con la incomprensión e incluso el rechazo de su círculo cercano. Familiares que le dan la espalda, otros que se niegan a ayudarla o a hablar con ella… El estigma sigue más vivo que nunca, porque parece que todavía no hay nada peor para una mujer que ser una puta. El trabajo de prostituta tiene muchos matices que, por desgracia, se pierden cuando esa imagen se convierte en un cliché al que accedemos solo a través de la ficción.

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Las prostitutas son deshumanizadas en series, películas y novelas. Se convierten en personajes planos que son capaces de hacer todo por dinero, incluso entregarse al sexo con desconocidos. La realidad, por supuesto, es mucho más compleja que eso. Encontramos a muchas chicas que tienen la necesidad de trabajar en esto para ganar algo de dinero y poder sacar adelante a su familia. Mujeres que deben ponerse una coraza todos los días para intentar salir adelante, y volver a casa, cansadas y aturdidas, pero con fuerzas para atender a sus críos. Muchas de estas mujeres se sienten completamente solas, y su situación es tan desesperada que no saben a quien acudir. Los gobernantes tampoco dan muchas soluciones, más allá de proponer incluso la abolición de su negocio

Ayudas a través de las asociaciones

En la mayoría de casos son las asociaciones de ayuda a los más necesitados las que colaboran con estas mujeres. Desde asociaciones relacionadas con cultos religiosos hasta las ONGs especializadas en atención a las prostitutas. Les dan alimentos no perecederos, pañales y productos de higiene, para hacerles la vida más llevadera. Estas mismas asociaciones denuncian la invisibilidad que estas madres prostitutas tienen para la sociedad, que siempre prefiere mirar para otro lado. Las ayudas son imprescindibles, pero en la mayoría de ocasiones se quedan cortas, porque por desgracia hay muchas mujeres a las que atender. Por eso, las asociaciones piden a los gobernantes que pongan de su parte y solucionen un problema que va camino de volverse endémico en muchas sociedades.