A pesar de nuestra inteligencia cada vez más desarrollada y de todos los avances que hemos ido logrando para crear una sociedad más justa y equitativa, todavía son muchos los conflictos que se dan en cualquier ámbito social. Las desigualdades siguen ahí, y para muchos representan la base de los principales problemas de la sociedad. Desde los grandes conflictos armados que todavía podemos encontrar, por desgracia, en muchos países, hasta los conflictos más a pie de calle, como la violencia machista, el racismo o el bullying. En este último caso, el acoso escolar lleva existiendo durante toda la vida, pero solo en los últimos años hemos podido identificarlo y tratar de solventarlo, utilizando todo tipo de herramientas a nuestro alcance. No es una situación sencilla porque los niños y jóvenes a veces pueden no ser conscientes del daño que hacen y sienten que no tienen ningún tipo de responsabilidad con los demás.

Sin embargo, el dolor que ese acoso puede provocar en el entorno escolar es un tema que no debe pasarse por alto, ni mucho menos. Hemos de entender que hay cientos, miles de niños que crecen siendo intimidados por sus compañeros, lo cual les afecta no solo en ese momento, sino también en el resto de sus vidas, marcándoles profundamente en muchas ocasiones. Terminar con el acaso escolar es posible siempre que hagamos entender a los niños que no está bien meterse con sus compañeros, que eso no es divertido. Es una tarea colosal, desde luego, pero gracias a las herramientas con las que contamos actualmente, el final del bullying parece verse más cerca. Una de esas herramientas, seguramente una de las más eficaces y positivas, es la mediación, que aplicada al ámbito escolar y educativo, permite cambiar para bien la mente de muchos jóvenes.

Qué es la mediación

La mediación es un proceso por el cuál dos personas que tienen un conflicto se sientan de manera voluntaria para intentar solucionarlo a través del diálogo, con la intermediación de una tercera persona totalmente neutral y ajena a dicho conflicto, cuya autoridad es aceptada por las dos primeras. Es una técnica que está sirviendo, en muchos ámbitos, para la resolución o incluso la prevención de conflictos, con la misión de crear un ambiente mucho más sano en el lugar de trabajo, la familia o la escuela. La mediación se lleva a cabo a través de una tercera persona que conoce los mecanismos de este tipo de procesos y está ahí para ayudar a la resolución del conflicto, no para juzgar a las partes. En el caso de la mediación educativa, esta tiene un valor aún más importante, al tratarse de un proceso que alude a la base de la formación.

Tipos de mediación

La mediación es un proceso tan antiguo casi como la propia sociedad, ya que este tipo de casos en los que hay dos partes en conflicto que jamás pueden llegar a una resolución del mismo se lleva dando desde que el ser humano tiene que vivir en la compañía de otros. Actualmente se definen cinco tipos de mediación, categorizadas según su ámbito de resolución: el derecho privado y penal, la familiar, la laboral, la comunitaria y la que nos concierne en este artículo, la mediación escolar. El proceso es muy parecido en todas ellas, ya que se centra en la base de la resolución del conflicto a través del diálogo entre las dos partes, donde se asume que ambas están dispuestas precisamente a dicha resolución.

El ámbito donde se lleve a cabo la mediación, sin embargo, también hace que esta cambie bastante, puesto que al fin y al cabo no será lo mismo tratar un conflicto laboral, donde seguramente haya una parte mucho más perjudicada que otra, que un conflicto de mediación escolar. En este último caso, los ojos se suelen centrar en los propios niños y jóvenes, que muchas veces reniegan de este tipo de métodos porque piensan que no sirve de nada sentarse a hablar las cosas. Es interesantísimo ver cómo se desarrolla una mediación escolar entre un niño que suele acosar a otro, por ejemplo. Como desposeyéndole de su capacidad para sobreponerse con la fuerza, el crío empieza a darse cuenta del error que está cometiendo con su compañero. La implicación de padres y profesores en todo este proceso es imprescindible para que la mediación se desarrolle en buenos términos.

El papel del mediador

El proceso de mediación está marcado, precisamente, por la persona que está fuera del conflicto, un mediador que hará de eje vertebrador sobre la resolución del mismo. El papel del mediador es imprescindible pero, como tantos otros papeles ingratos, debe parecer que hace lo menos posible, cuando en realidad está sosteniendo todo el proceso. Su presencia es una garantía para ambas partes del conflicto, que confían en su buen juicio y sobre todo en su imparcialidad, para conseguir resolver el asunto que tienen entre manos. El mediador debe mantenerse siempre equidistante, sin juzgar a ninguna de las partes, para mantener la confianza de los dos y su papel en la resolución del caso. Hay que preparase muy bien para este tipo de situaciones, ya que no todo el mundo sirve para ser mediador.

Enseñar mediación escolar

Hoy por hoy existen mediadores escolares en prácticamente cada centro de nuestro país, en un papel que suele darse a uno de los profesores, al jefe de estudios o al propio director del colegio o instituto. Sin embargo, hay que pasar antes por una enseñanza de este tipo de métodos, porque nadie nace siendo mediador, aunque haya personas que por naturaleza ya desarrollen ese don en sus vidas. Los cursos sobre mediación, donde se enseña a estos profesionales educativos a sobrellevar estos procesos, pero también a adelantarse a los propios conflictos para evitar que se creen y así tener un clima mucho más abierto y seguro en el centro, dotan de las herramientas concretas a estos profesionales para realizar un trabajo que no siempre es fácil, pero sí muy satisfactorio.