No hay niño que, al ser preguntado por su clase favorita en el colegio, no haya respondido que era el recreo. En parte respuesta inocente, en parte totalmente lógica, el periodo de disfrute y descanso entre diferentes asignaturas era seguramente el más esperado por todos los niños. Y lo sigue siendo a día de hoy, totalmente implantado ya como una parte imprescindible para poder rendir adecuadamente en el resto de asignaturas. Pero el recreo, como vamos a ver ahora, es mucho más que un simple periodo de descanso entre clases. Es el momento en el que los niños tienen la oportunidad de establecer más relaciones, donde pueden jugar entre ellos, divertirse de una manera más libre y menos encorsetada que en el aula… Es, en definitiva, el primer lugar donde van a tener contacto con otros como ellos, donde conocerán a sus primeros mejores amigos, donde podrán entender la importancia del trabajo en equipo, de la amistad y la empatía.
El recreo está ya plenamente establecido como un periodo de descanso y disfrute para los más pequeños, imprescindible durante toda la enseñanza obligatoria. La desaparición de un recreo como tal en la Universidad, por ejemplo, está simplemente limitada al hecho de que las clases deben encajar en un horario mucho más concreto, aunque también hay descansos, más cortos eso sí, para desconectar. Pero cuando accedemos a esa educación universitaria ya somos mayores y hemos pasado por las etapas de formación que nos marcan tanto como personas y estudiantes. Y en ellas sí que se hace imprescindible disponer de tiempo libre para desconectar de las clases, para jugar con nuestros amigos y compañeros. Y es interesante que se siga dando en mitad de la mañana, justo para partirla en dos y permitirnos recuperar fuerzas para esa última parte que muchas veces se nos hacía cuesta arriba. Aquí vamos a dar algunas claves que hacen que el recreo siga siendo importantísimo dentro de la educación primaria.