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Cómo enseñar las tablas de multiplicar

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Cuando estamos en el colegio o en el instituto aprendiendo fórmulas matemáticas, muchas veces sentimos que estamos perdiendo el tiempo porque no imaginamos en qué situaciones vamos a ser capaces de llevar eso a la vida real. En ese momento, por supuesto, no somos conscientes de lo que nos puede ayudar saber hacer funciones o entender la aritmética y la probabilidad. Y sin embargo, hay otras cosas que se nos quedan grabadas en la mente desde el primer momento porque sí que tiene una importancia capital en nuestra rutina. Las sumas, las restas, las divisiones y las multiplicaciones son las cuatro operaciones básicas de cálculo, y hemos de ser capaces de dominarlas por completo para tener un entendimiento mínimo de las matemáticas.

Las sumas y las restas no suelen generar demasiados problemas a los niños más pequeños, pero a la hora de llegar a las multiplicaciones y las divisiones, conceptos algo más abstractos, la cosa cambia. Por eso, la manera de explicar cómo hacer multiplicaciones, por ejemplo, puede ser determinante a la hora de que un niño aprenda a hacerlas de la manera correcta, o le cueste menos avanzar en este concepto. Nosotros hemos querido buscar las claves más importantes para poder enseñar a multiplicar a cualquier crío de una manera concreta, eficaz y adaptativa a lo que cada cual necesite. Y es que no todos los niños aprenden de la misma manera, pero sí que es cierto que, en estos niveles, todos deben aprender lo mismo para tener, al menos, la base necesaria para llegar más lejos y seguir avanzando.

¿Cuál es la edad adecuada para ello?

Este es uno de los puntos clave a la hora de enseñar a los niños a multiplicar. Enseñarles demasiado pronto puede ser muy contraproducente, ya que generará una gran frustración por la dificultad a la que se enfrentan. Hemos de entender el momento en el que están los niños, y aunque algunos puedan ir por delante o por detrás, hemos de concretar un punto en el que mostrarles a todos lo que significa multiplicar, como el paso normal después de las sumas. Hemos de motivar al niño a seguir aprendiendo, como algo divertido, como algo que le ayuda a entender mucho mejor todo lo que le rodea. Eso es básico para ir entrando con las tablas, normalmente a partir de los siete años, con una maduración mental adecuada ya para entender los conceptos presentados en este tipo de cálculos.

Haz que entiendan para qué sirve multiplicar

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Es importante que no trates de enseñar simplemente las tablas como algo automático, sino que seas capaz de mostrar a los niños que multiplicar tiene un uso bastante habitual en el día a día. Puedes pedirles a los padres que se lo enseñen con ejemplos de la vida cotidiana, como harás tú también en las clases. Utilizando objetos tangibles, antes de proponer problemas más abstractos. Empezando por las tablas más sencillas, la del uno y la del dos, por ejemplo, para que los niños comiencen a desarrollar no solo su conocimiento, sino también su interés por este tipo de cálculos. No basta con que aprendan a multiplicar, tienen que entender por qué multiplican, y por qué eso es tan importante como las sumas y las restas que llevan un par de años realizando.

Multiplicaciones básicas

Si bien habrá algunos que piensen que las tablas son la forma más sencilla y eficaz de enseñar este tipo de cálculos a los niños, lo cierto es que hay nociones básicas que deben entender antes de enfrentarse a una tabla. Por ejemplo, realizar las multiplicaciones más sencillas, las más básicas, como el 2×2 o el 3×3. Demostrándoles que también aquí se da la propiedad conmutativa, y que el orden de los factores, en este caso, no altera el producto. Cuando el niño tengo ya cierto dominio sobre esos cálculos básicos, empezaremos a utilizar las tablas para que puedan primero tener una guía en sus ejercicios, y luego memorizarlas de cabeza, algo que tampoco se erige en imprescindible, pero sí que supone un adelanto para el entendimiento del crío.

La importancia de la motivación

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Ya hemos puntualizado anteriormente que todo este proceso sirve de poco si el niño o la niña no encuentra la suficiente motivación en todo lo que tiene que ver con esta nueva fórmula de cálculo. Habrá niños que se entusiasmen más con aprender y otros que estén más pendientes de otros temas, por supuesto, pero hemos de intentar captar su atención y tratar de mostrarles que el cálculo de estas multiplicaciones supone también algo divertido que realizar. La motivación la tiene el niño, pero se la hemos de provocar nosotros, a través de juegos, de premios, de ayuda y consejos, para que sienta que todo lo nuevo que le stamos mostrando puede ser algo que aprenda de una manera eficaz. Las prisas siempre son malas consejeras, sobre todo para la motivación, y la paciencia es un punto básico para cualquier profesor.

Empieza desde abajo

Para que el niño entienda de verdad lo que significa multiplicar hay que empezar no por las tablas, sino por cálculos sencillos, como ya hemos visto antes. Una vez que el niño domine por completo esos cálculos podremos pasar a las tablas, pero también hemos de ir poco a poco, sin mostrarlo todo desde el principio. Podemos empezar con las del 1 y el 2, por ejemplo, que son las más sencillas. La tabla del 0 lo es aún más, pero al dar todo cero, puede crear cierta confusión en el niño. Después de entender las diferencias entre la tabla del 1 y la del 2, podemos ir a por otra sencilla, la del 3 o la del 5. Y una vez tengamos esas ya controladas, la del 10 es seguramente la más sencilla de explicar. El resto vendrán posteriormente, haciendo a los niños copiarlas para que las tablas se les queden mucho mejor.